Formación y Consejos
By Redacción Doctor Del Snooker • 26 de April de 2025, 11:15
Mejorar la precisión en el snooker no requiere horas interminables frente a la mesa. Una rutina diaria de 30 minutos, bien estructurada, puede marcar una diferencia significativa en el rendimiento general de cualquier jugador. La clave está en la constancia, la técnica correcta y la práctica enfocada en objetivos específicos.
El calentamiento debe ser el primer paso. Dedicar 5 minutos a tiros suaves a lo largo de la mesa ayuda a ajustar la coordinación ojo-mano y a establecer el ritmo. Se recomienda alternar entre golpes rectos y tiros de media distancia para activar la sensibilidad y el control del taco.
Uno de los ejercicios más eficaces para trabajar la puntería consiste en colocar dos bolas a corta distancia y tratar de embocar ambas desde diferentes ángulos. Esta práctica, conocida como ‘doble objetivo’, obliga al jugador a alinear correctamente el taco y calcular los ángulos con mayor precisión.
Para mejorar el control de fuerza, se sugiere realizar tiros en los que la bola blanca debe detenerse a una distancia específica tras impactar. Por ejemplo, golpear la roja hacia la tronera y hacer que la blanca se detenga exactamente sobre una moneda colocada en la mesa. Repetir este ejercicio desarrolla la sensibilidad en el golpeo.
El control del posicionamiento es otro aspecto clave. Un ejercicio clásico consiste en embocar una bola y hacer que la blanca quede alineada para el siguiente tiro. Se puede practicar colocando tres bolas consecutivas y ejecutar tiros que preparen el siguiente con precisión, como si se tratara de una serie real de competición.
Los tiros a banda también deben incluirse en la rutina. Practicar golpes que impliquen rebotes en una o más bandas ayuda a mejorar la lectura de la mesa y a prever el comportamiento de la bola blanca. Este tipo de disparos es común en situaciones defensivas o en jugadas de seguridad.
Durante la práctica es importante no descuidar la postura y el agarre. Cada repetición debe hacerse con la misma disciplina que en un torneo. Grabarse en vídeo o entrenar frente a un espejo permite detectar desviaciones sutiles que podrían comprometer la efectividad del tiro.
Otra técnica útil es practicar con una sola bola blanca y apuntar a ubicaciones específicas de la mesa sin utilizar otras bolas como objetivo. Este método desarrolla el control fino del taco y mejora la orientación espacial, útil para posicionamientos complejos o jugadas tácticas.
Al final de la sesión, conviene repetir los ejercicios que presentaron mayor dificultad, pero con un enfoque relajado. El objetivo no es competir contra el reloj, sino reforzar lo aprendido. Incluso si solo se mejora un pequeño detalle, esa ganancia puede ser decisiva en situaciones reales.
Además, registrar los progresos en un cuaderno o app permite visualizar avances y detectar patrones de error. Algunos jugadores llevan diarios de entrenamiento en los que anotan aciertos, fallos y observaciones, lo que les ayuda a enfocar la siguiente sesión de manera más efectiva.
Con solo media hora al día, una rutina bien enfocada puede transformar el rendimiento de un jugador en pocos meses. No se trata de practicar mucho, sino de practicar bien. La precisión es un arte que se cultiva con paciencia, atención al detalle y una actitud de mejora constante.